Paco’s Way

Por Manuel Eduardo Soto 

Aunque la crisis económica ha afectado al siempre alegre y agitado sector de Coconut Grove, el tablao flamenco Paco’s Way tenía el último fin de semana gran parte de sus 50 sillas ocupadas cuando el reloj marcaba la medianoche.

Un grupo de 12 venezolanos ocupaba un rincón del local situado en las esquinas de las callea Oak y Mary, otro formado por norteamericanos e italianos batía palmas en la mesa de la entrada, mientras que en otras mesas disfrutaban por igual varias parejas que comían tapas y bebían sangría cuando el pintoresco anfitrión, Paco Aguilera, tocaba la guitarra y la bailarina Ester se contoneaba, zapateaba y hacía sonar las castañuelas vestida con un revelador traje ajustado de color blanco.

”En marzo abrí este lugar”, contó el artista nacido en Barcelona, pero con raíces familiares en Andalucía. “Luego tuve que cerrarlo porque regresé a España por motivos familiares, pero ya estamos cantando de lunes a sábado, a partir de las 6 de la tarde”.

Adornado con guitarras, muñecas, banderas españolas y fotos de Paco con figuras famosas como Dyango y Peret –su tío y quien noche a noche está presente en espíritu a través de su rumba flamenca Un borriquito como tú— Paco’s Way da la sensación al visitante de que se encuentra realmente en España. Deslavadas fotos de toreros famosos del pasado, como Manolete, adornan otra de las paredes del lugar, recordando tiempos de gloria de la tauromaquia de la Madre Patria.

El visitante puede ordenar platos fríos y calientes de un pequeño menú, los que provienen de la cocina del restaurante Pisco Seafood Bar & Grille, con el que se encuentra intercomunicado por un estrecho pasillo.

”Nuestra especialidad es la paella”, dice el voluminoso y barbudo guitarrista que recuerda por su aspecto físico al desaparecido Luciano Pavarotti. “Pero también hay tapas, pulpo a la gallega, rabo de toro, gambas al ajillo y otros platos para que los clientes coman mientras ven el show”.

Al fondo hay un televisor de plasma donde Aguilera presenta videos de flamenco que ha traído de España para dar ambiente bohemio en sus pausas, en las que aprovecha para ir de mesa en mesa a conversar con los comensales y asegurarse de que están bien atendidos.

Pero el público viene a verlo cantar temas famosos a ritmo de rumba flamenca, que es su especialidad, y durante la visita que hizo El Nuevo Herald el sábado pasado Ester invitó primero a las mujeres a salir a la pista para darles lecciones del contagioso baile, y luego siguieron sus compañeros para transformar a Paco’s Way en una discoteca española.

Una vez que se sentó en el pequeño escenario del rincón izquierdo de la sala, con una máquina rítmica a la mano para acompañarse, Paco preguntó al público: ”¿Con qué empezamos?”, para de inmediato pasar a cantar A tu vera y Corazón partío.

”Cada noche el show es diferente”, advierte Paco, ataviado con un amplio sombrero de paja. “Tengo diferentes bailarinas que vienen durante la semana, por lo que no puedo anunciar un nombre determinado a la entrada. Es una sorpresa, y siempre agradable”.

Por las curvas de Ester, que se dejaban traslucir claramente con el ceñido vestido, y su larga cabellera rubia, no había por qué dudar de su afirmación.

”Aquí viene gente de distintas raíces”, continuó. “Norteamericanos, latinos, especialmente cubanos, y españoles también, por lo que nos esmeramos en ser lo más auténticos posible”.

Quien quiera huir del aire acondicionado del local pueden instalarse en una especie de sala de estar, a la entrada del local, donde sofás y sillones dan la sensación de que uno se encuentra en su propia casa, pero escuchando las interpretaciones de Paco y el zapateo de su bailarina de turno.

El estacionamiento es bastante fácil, contando con un solar al aire libre, un parqueo municipal a pasos de la entrada y espacios con parquímetro en la calle.

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