Bélgica un país para celebraciones

 

Brujas es una ciudad de pequeñas calles, edificios pintorescos y canales que le dan un aire medieval

Nosotros, una pareja joven, llegamos a Brujas una noche de abril de 2013 en un tren desde París por 82 euros. Al llegar había una temperatura de 20 grados con brisa fría, lloviznaba; 9:00 p.m. Buscamos en el mapa y ubicamos el hotel, estaba como a 15 minutos caminando, así que echamos a andar. Las calles eran hermosas, de piedra, por lo cual la maleta sonaba fuertemente al rodar, contrastando con el silencio del pueblo que estaba por dormirse, caminamos y llegamos al hotel Nôtre Dame. Al llegar nos enteramos de que estaba cerrado! Sí, cerrado, y nadie salió, decidimos caminar para buscar otro hotel. Entramos en varios y todos estaban llenos, con nuestra maleta ruidosa regresamos a la estación, conseguimos un buen hotel con buen precio dentro de la estación gracias a la atención de varias personas del pueblo, los cuales son famosos por su amabilidad. Esa noche salimos a cenar a un restaurante muy lindo, la comida era picante pero muy sabrosa. Luego salimos a dar un paseo por un famoso lago de la ciudad, “el Lago del amor” (Minnewater). Al día siguiente recorrimos la ciudad, atravesamos el río (el Zwin), observando cada parte singular de esta antigua ciudad, los innumerables puentes.

También vimos los esbeltos cisnes blancos y recorrimos con paso lento cada huella en sus estrechas y empedradas calles. Vimos la plaza Burg, la iglesia de Nuestra Señora (la cual tiene La Madonna con el niño que es una escultura  bellísima de Miguel Ángel ), está la Basílica de la Santa Sangre, la de San Salvador, el Museo de Dalí, las calles llenas de tiendas de tejidos hermosos, entre otras cosas. Caminamos hasta los molinos y en la Puerta de Gante, que es la entrada de la ciudad, subimos a un castillo convertido en museo, muy interesante. También hay una gran rueda que se eleva sobre la ciudad y sobran los sitios de buena pastelería y café. Otro día nos fuimos a la costa. En tren llegamos a Ostende, a 15 minutos. Allí la vista de la playa era linda, pero el frío no nos dejó caminar mucho. Vimos estatuas color anaranjado en una especie de plásticos distribuidos en el malecón. Es un sitio agradable para recorrer y almorzar. Luego, un día antes de nuestro aniversario tomamos un tren a París. ¡Fue una experiencia hermosa! Definitivamente, Brujas es una ciudad que merece ser visitada.

 

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