El turismo gay es un gran negocio: gasta más y crece más del doble que el general

El turismo gay representa ya el 10% del flujo mundial de viajeros y algo más del 15% del gasto mundial. No es de extrañar que gays y lesbianas sean un público muy apetecido por numerosos destinos turísticos. Pueden viajar en cualquier época del año y su capacidad de gasto es mayor.

El turismo gay no sólo gasta más sin que crece más del doble que el turismo general. Se ha visto en la Feria Internacional de Turismo de Madrid, Fitur, que cerró este domingo sus puertas. Según datos del World Travel & Tourism Council y la Organización Mundial del Turismo, el turismo gay crece más del doble que el turismo general, con un ritmo anual del 10,3%, frente al 3,8% que lo hace el segundo.

Para el responsable de Fitur Gay, Juan Pedro Tudela, el fuerte crecimiento que ha experimentado el turismo gay se debe a que este colectivo tiene más renta disponible, ya que no tienen hijos y pueden viajar de una forma más desestacionalizada.

Madrid acoge en mayo la Convención Anual de la International Gay & Les Travel AsociationLa ciudad de Tel Aviv (Israel), Ciudad del Cabo (Sudáfrica) o los cruceros temáticos son algunas de las tendencias para el público homosexual.

Tel Aviv es el destino que más está creciendo por su fiesta del orgullo gay que preparan con mucho tiempo de antelación. También se apuesta por los cruceros, tanto para gays como para lesbianas, si bien permanecen los destinos clásicos, algunos en España, como Ibiza, Sitges, Maspalomas o Madrid. La capital madrileña acogerá en mayo la Convención Anual de la International Gay & Les Travel Asociation (Iglta) que por primera vez se desarrollará en España.

Un estudio sobre los hábitos de consumo del colectivo LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) elaborado por la Organización Mundial del Turismo pone de manifiesto la “creciente demanda” de nuevos servicios para una “modalidad segmentada” pero que “tiende a la normalización” dentro de la oferta turística. Anualmente, sobre todo los europeos, dedican más de 8.000 euros por persona al ocio y viajan cuatro veces más que la media, porque su comportamiento como consumidor es el de una persona soltera sin hijos, lo que les permite tener un mayor gasto.