La Gran Barrera de Coral es una suerte de paraíso terrenal –o, más bien, marítimo– para los aficionados al buceo. Nada menos que 2500 kilómetros de islas e islotes australianos componen un arrecife constituido por esqueletos calcáreos de infinidad de cuerpos de coral.
Bucear en las aguas claras, tibias y poco profundas que rodean a la Gran Barrera es una experiencia que ningún amante del submarinismo puede perderse. Colores brillantes, formas que parecen esculpidas por la naturaleza y un récord: la mayor extensión formada por cuerpos vivientes; tales son las características que identifican a esta maravilla sumergida en el Mar del Coral.
No todas las islas son accesibles para los visitantes. La mayoría de ellas son totalmente solitarias, aunque algunas permiten el desembarco y es posible disfrutar de sus playas vírgenes. Hamilton y Whitehaven son dos buenos ejemplos de esto, y desde allí se realizan excursiones diarias en catamarán hasta los arrecifes.
A pesar de todo, el buceo en la La Gran Barrera de Coral se inicia desde un barco o desde una plataforma flotante, ya que su joven edad no ha dado lugar aún al surgimiento de ninguna isla en el corazón mismo de su estructura.
Si viajáis a Australia, no olvidéis incluir excursiones y visitas a esta maravilla de la Naturaleza. Será sin duda, el punto inolvidable de un viaje excelente. Más de 1500 de especies de peces y crustáceos serán los anfitriones que os reciban, como buenos aventureros, en las aguas australianas del Mar de Coral.
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